viernes, 19 de junio de 2009
Escalofrío...
Tengo la pésima costumbre de recoger hojas de papel por la calle, una sucia y puerca costumbre nada bien vista en tiempos de influenza y demás virus inventados. El voyerismo me domina al ver una hoja arrugada con señas de contener alguna nota, no puedo evitar agacharme a tomarla, desarrugarla y escudriñar paso a paso lo que en el papel se incluye. Y quizá suene similar a lo que se cita (según recuerdo) en la nausea de Sartre, pero lo que me arrojo a escribir sobre esto es lo que sucedió el día de ayer. En la caminata de rutina al trabajo justo antes de llegar al Café Baray , encontré una hoja doblada en cuatro, debajo de la llanta trasera de una pick up amarilla. Estoy seguro que sonreí al verla. Prosiguió el proceso de costumbre: agacharme, soplar un poco para retirar el polvo del papel, desdoblar (en este caso). El papel estaba atascado de "bocetos" de mi propia firma, pero apócrifa y de una caligrafía torpe y temblorosa. Arrugue la hoja y la guarde en la mochila...la sonrisa se convirtió en una mueca de espanto, un escalofrió y un caminar nervioso y paranoide que me llevo hasta mi destino.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
eso te pasa por firmar con una tache =P
ResponderEliminarA lo mejor alguien te observa día con día y tiene la paciencia suficiente como para esconderse detrás de un arbusto, letrero o esquina y fijarse con detalle en cada uno de tus movimientos, acciones y palabras al viento.
ResponderEliminarDicha persona comenzó, desgraciadamente, un proceso para controlarte.
Eso se soluciona con un gas pimienta!